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Pasaporte al PLAY-IN

Infantil Especial 56 - 53 Torrelodones


Si terminar como líderes de grupo para acceder a los play-offs de forma directa era el primer objetivo, asegurar una plaza en el play-in era el siguiente de los premios en el grupo y ese ya lo hemos conseguido. A falta de dos jornadas tenemos ese pasaporte bajo el brazo, lo que nos garantiza un partido a todo o nada para estar en octavos, un choque eliminatorio en el que se clasifica quien someta al contrario.


Ahora, queda por dilucidar si ese encuentro se disputa en nuestro campo con lo que eso supone, un pabellón inundado de color morado y ambiente excepcional, o en la cancha rival. La segunda plaza nos dirige por el camino de la cita en el Juande, la tercera posición nos obligaría a jugarnos el pase a domicilio.


Para asegurar el play-in había que derrotar a Torrelodones, a quien conocíamos del partido de ida, sufrido, complicado. No podíamos esperar algo muy distinto a lo vivido en su cancha y así resultó, de nuevo parejo, físico bajo los tableros, intenso. A la complicación del rival se unía el horario, el primero de la mañana, de tradición desfavorable para los nuestros que suelen empezar adormilados en citas tan tempraneras.


Esta vez no iba a ser una excepción y el primer cuarto demostró que nos cuesta despertar: 10-18 incluyendo un parcial de 2-11. En la receta, los ingredientes que a veces amargan los guisos morados: dificultad para cerrar los rebotes con algunos ataques de hasta cinco intentos de canasta visitantes, falta de intensidad defensiva y pérdidas en ataque. Lo importante, lo positivo, lo que empuja a creer en el equipo es que también es capaz de mostrar la cara opuesta como se vio en el segundo cuarto: el nivel atrás se multiplicó, se enturbiaron los ataques visitantes y se comenzó a correr tras recuperación permitiendo varias canastas cómodas que dieron vuelo al Tornado.


La confianza trajo serenidad e incluso se intentaron algunas acciones que se habían trabajado durante la semana y que terminaron en canasta como premio y refuerzo. Ese segundo parcial (26-8) volteó el marcador hasta una ventaja morada de 10 puntos que permitía encarar la segunda mitad con relativa tranquilidad, aunque somos muy conscientes de que esa sensación es, en baloncesto, una calma falsa. Todo puede cambiar en pocas jugadas. El Juande llegó a obtener una ventaja máxima de 12 puntos en el tercer cuarto pero en solo dos minutos se redujo a 4.


Otra vez el partido nos conducía a una desembocadura de nudo en el pescuezo, de nervios y tensión porque cuesta mucho mantener las diferencias abiertas, resulta casi quimérico cerrar un partido cuando tenemos la opción. En eso interviene directamente que los equipos a los que nos estamos enfrentando en esta segunda fase son, en general, complicados, competitivos, físicamente contundentes. Nadie regala nada.


Una vez asumido que el último cuarto sería de nuevo un thriller que jugaría con la tensión emocional de los chicos y con los nervios de los asistentes en las gradas, nos enfocamos en sufrir pero ganar y esa fue la mejor de las noticas. Alternamos de nuevo perdidas evitables con buenas acciones y defensas inconsistentes con otras firmes. Navegando en la incertidumbre el Tornado acabó cosechando la victoria, cada vez más acostumbrado a lidiar con finales taquicárdicos con final feliz.

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