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Reflexión homenaje 11-M

Papá, no jugamos por culpa de los malos...


Esa fue la frase que uno de mis niños, de los mas pequeños que había tenido años antes, dijo cuando en la tele reconoció el pabellón del Juncal, usado por urgencia, ante la cancelación de la jornada.


Hace justo 20 años, cuando ya llevaba unos cuantos entrenando niños, pasé por el peor momento y el mas complicado que puede tener un entrenador, todavía un chaval en formación. Fue el de tener que responder e intentar explicar a mis jugadores Alevines, algo que no tiene explicación y casi no nos cabe en la cabeza, se escapa de toda lógica. Tras 3/4 de vida en un vestuario puedo ver, que algo así, con lo que nos derrumbamos, yo el primero, sigue sin tener las respuestas.

Quiero seguir pensando como que todos íbamos en esos trenes, cada vez vemos mas lejanos, que podemos recordar con nitidez y con detalle cosas como que estábamos haciendo o dejamos de hacer; como un atasco que te sorprende en la A-2 con la radio narrando sin dar crédito a lo que se descubría, en una carretera con la gente fuera de los coches atónita y muda, con la mirada perdida, parecía la icónica escena de The Walking Dead pero a la altura del Torote...


Aquel chico de Los Nogales, con la camiseta de Zidane, eso son cosas que marcan, tan injustas que te acompañan ya para siempre, que piensas en cuantos héroes anónimos sin culpa, sin opción. ¿Aprendimos algo del 11-S? Creo que el mundo no lo hizo. Días después en Atocha, en el tren, en la gente, menudos escalofríos, que injusticia tan inmensa, tan increíble.


Sin olvidarles nunca, que no tengamos que volver a ver ni de cerca, ni a sentir, nada parecido, y que no haya que explicarles a los niños nunca mas estas cosas, aunque ya se encargan las guerras, en esta época, de la involución del mundo, que sin comprender el ser humano, son entendibles por el sucio dinero y cobardes intereses, que valen mas que las vidas.


Algo así como se lo vamos a explicar a nadie, que nos lo expliquen a nosotros.


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