top of page

Espíritu de lucha

CBJA 46 – 43 BALONCESTO ALCALÁ   


Para alguno, vencer cuando el objetivo clasificatorio no está conseguido puede carecer de interés. Si la única motivación que se traslada al equipo está ligada a la victoria, este tipo de partidos ganados se consideran menores. Ahora bien, si la conquista responde al esfuerzo unísono, al trabajo en equipo, a la atención prestada a mejorar siguiendo los pasos adecuados, el sabor es de fruta madura y no de amargura vacía.

Los minirraptors necesitaban (y merecían) un triunfo con tintes de épica, una remontada que culminara en sonrisas, un giro del destino que, por fin, les recompensara con una ovación atronadora. Los chicos han jugado mejor o peor, han estado más o menos acertados pero su espíritu de lucha es incuestionable.


Para el club debe ser un orgullo saber que estos pequeños defienden con toda su energía la camiseta morada en cualquier cancha. Ese es el mayor botín: la generación garantiza la pervivencia de los valores.


Después de dos derrotas y con el camino hacia los play-offs ya decidido, nuestros chicos necesitaban reencontrarse con la victoria y que mejor forma que con una lección de coraje, con una muestra evidente de que rendirse no es un vocablo de su diccionario. No solo fueron capaces de pasar página tras lo vivido hace una semana sino que, además, encontraron la manera de remontar una desventaja que llegó a ser de 13 puntos. El rival, Baloncesto Alcalá, es un equipo difícil, segundo en la tabla, lo que engrandece aún más la épica de lo vivido. 


El inicio anunciaba complicaciones, especialmente en las transiciones veloces que nos estaban castigando con anotaciones fáciles del rival, especialmente en la recta final del primer cuarto cuando se encajó un 0-11 muy severo. A partir del segundo cuarto todo resultó más equilibrado pero no fue hasta las postrimerías del encuentro cuando esa igualdad se reflejó también en el marcador generando las opciones de victoria que los minirraptors supieron aprovechar. 


Último cuarto. Doce abajo. Nada hacía prever un desenlace feliz pero los chicos supieron agarrarse con fiereza al partido en lugar de abandonarse ante la presumible derrota. La pasión con la que combatieron en los últimos cinco minutos les permitió culminar con estallido la proeza de la remontada. El equipo merecía levantar los brazos y mirar a los compañeros con orgullo.  El destino les debía un golpe de pecho.


Enhorabuena a todos.  

bottom of page