CBJA ALCALÁ
COOLTURA DE CLUB
Locura morada: Infantil Especial 70 - 68 B. Alcalá
Cuando el día se viste de derbi todo es especial. Nada es igual al resto de partidos. En el camino hacia el pabellón los chicos apenas atienden a la música que invade el automóvil. Su mente viaja hacia todos los escenarios posibles, visualiza la marca a un competidor al que conoce, al que ha visto jugar y con el que, quizás, también haya compartido tardes en cualquier calle alcalaína. Van a pelear por el rebote con compañeros de instituto, con amigos del colegio. Se enfrentan a rivales con nombres y apellidos, no solo contra fotos y estadísticas del Swish.
Cuando el día se viste de derbi todo es especial. Nada es igual al resto de partidos. Las gradas se abarrotan. Cada asiento se convierte en una valiosa posesión. El color morado se hace sentir con la presencia del motor del club: la cantera, los chicos y chicas que la componen y que acuden fieles a la llamada dispuestos a animar, a sufrir y disfrutar. Los veteranos recuerdan batallas vividas. Los más pequeños se empapan, ilusionados con vivir días así. La comunión del Juande establece un vínculo emocional que convierte al club en diferente. Pocos pueden presumir de crear un ambiente tan especial, de gritar cánticos propios, de generar viento a favor para empujar con fuerza al equipo. Es difícil detener un Tornado cuando la energía sale de dentro hacia fuera y, a la vez, regresa desde fuera hacia dentro.
Cuando el día se viste de derbi todo es especial. Nada es igual al resto de partidos. La motivación se dispara incontrolable, con lo bueno y lo malo que eso supone. Los chicos van a pelear como nunca porque cuentan con un aliciente extra que les determina a entregar lo mejor de cada uno. Pero al igual que la presa retiene el agua para su optimización, el desborde puede provocar caos y confusión. Es tan difícil encontrar el equilibrio justo entre el aliento y la vehemencia que, en estos choques, pedir a los chicos que controlen su excitación para que no sea desmesurada es una misión casi titánica.
Cuando consigues que tus ganas te acerquen a tu cien por cien de rendimiento, habrás logrado controlar los intangibles que aporta el deseo de conquistar los partidos únicos, los marcados en rojo.
Cuando el día se viste de derbi todo es especial. Nada es igual al resto de partidos. Las diferencias en la tabla no importarían porque el estímulo es intrínseco al duelo pero, en este caso, la situación clasificatoria dotaba a la cita de un grado superlativo. Era un derbi pero también un choque de altos vuelos. Ambos equipos llegaban a la jornada con idénticas victorias y derrotas y conscientes de que el calendario no va a perdonar tropiezos ante la notable igualdad de la zona noble, con cuatro conjuntos para tres sillas en un baile que no permite despistes cuando la música cese. Cada triunfo es un paso hacia adelante en terreno enfangado.
Cuando el día se viste de derbi todo es especial. Nada es igual al resto de partidos. Dos equipos potentes en el parqué. Baloncesto Alcalá con un bloque de poder físico y con varios chicos de buena mano en los cuatro metros, un equipo que sabíamos no se marcha de los partidos cuando estos parecen romperse. Si tienen oportunidad de volver, vuelven. El Juande les abrió la puerta a ello y, agradeciendo nuestra amabilidad, entraron. Les permitimos complicarnos la recta final, les ayudamos a convertir los últimos minutos en agónicos. Catorce puntos arriba a cinco minutos, ventaja de diez a apenas tres… Otra vez desviamos el cauce del partido para enfilarlo hacia la cascada cuando se dirigía hacia el remanso. Empeñados en desprendernos de finales dulces nos conducen semana tras semana a epílogos tortuosos aunque, al menos, en los últimos tres partidos el padecimiento tuvo suspiros y sonrisas como rúbrica. Se llegó hasta ese sufrimiento final después de haber realizado un partido solvente conteniendo su ataque interior, peleando rebote y acertando en los ataque en estático con personalidad, algo que compensó nuestra poca producción en transiciones rápidas.
Pero en el último cuarto el equipo se desarregló, se falló mas en campo rival, aumentaron las pérdidas y se cometieron errores de distintos tipos que acabaron por estrechar el marcador. En los últimos tres minutos la sequía se hizo extrema con un único punto anotado que permitió al Baloncesto Alcalá disponer de varios ataques para ganar el partido. Nuestra defensa supo imponerse a su ofensiva y la victoria no se escapó pero el susto ya había calado hasta los huesos.
El triunfo se había conquistado minuto a minuto y casi se esfuma en un instante. La fuerza de la grada contribuyó a que se quedara en casa en una tarde de pura pasión por el basket.
Así se escribe otro capítulo de locura morada.